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El CNSA-ISCIII refuerza su trabajo de evaluación de posibles riesgos para la salud junto el volcán de La Palma

​La seretaria general de Investigación, Raquel Yotti; el invetsigador del Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA) Javier Sánchez Íñigo; la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, y el científico del CSIC, xxx, este jueves junto al Puesto de Mando Avanzado, en las inmediaciones del volcán de La Palma. El CNSA-ISCIII ha colocado esta semana nuevos medidores para analizar partículas contaminantes PM 2,5 y dióxido de azufre, lo qu se suma a los análisis de ácido clorhídrico que se llevan realizando en las últimas semanas. 


El Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), a través del Centro Nacional de Sanidad Ambiental (CNSA), sigue evaluando las posibles consecuencias para la salud de las personas mediante la medida de contaminantes ambientales derivados de la erupción del volcán de La Palma. El CNSA ha desplazado un nuevo equipo de tres personas que están instalando medidores de diferentes parámetros atmosféricos que pueden tener impacto en la salud; el ISCIII lleva trabajando sobre el terreno desde principios de octubre

Esta semana ha viajado un nuevo equipo a la isla y comienza la instalación de medidores de PM 2,5 -partículas contaminantes que se encuentran en suspensión en el aire, de un tamaño menor a 2,5 micras y que pueden penetrar en las vías respiratorias-, con objeto de proceder al análisis de los metales pesados presentes en esta fracción respirable de alto riesgo. Se colocarán también medidores pasivos de dióxido de azufre (SO2) con objeto de complementar las medidas en continuo que está realizando la Red de Control y Vigilancia de la Calidad del Aires de Canarias. Estas mediciones se suman a las que ya se llevan realizando desde hace dos semanas de ácido clorhídrico. 

Coincidiendo con la presencia en La Palma de los investigadores del ISCIII, la ministra de Ciencia, Diana Morant, y la secretaria general de Investigación, Raquel Yotti, han visitado La Palma para seguir de cerca las actividades de todos los centros que están implicados en labores de investigación y manejo de la erupción del volcán. 

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Aparte del ácido clorhídrico, las emisiones del volcán contienen una gran cantidad de dióxido de azufre (SO2) y partículas en suspensión de interés sanitario. Con respecto al SO2, es un gas que inhalado produce reducciones en el caudal de aire expirado o modificaciones de otros indicadores respiratorios, incrementa la resistencia de las vías respiratorias, produce tos y sensación de ahogo. 

Además, la exposición crónica a concentraciones medias incrementa el uso de urgencias hospitalarias en personas asmáticas e incluso incremento de la mortalidad por enfermedades cardíacas y respiratorias. 

Por otro lado, cuando se habla de partículas de interés sanitario se refieren aquellas que por su tamaño y comportamiento aerodinámico atraviesan las mucosas de la garganta y/o nariz y entran en el sistema respiratorio. Las principales se definen como PM10 (fracción torácica) y PM2,5 (respirables de alto riesgo). Estas fracciones poseen un poder de penetración pulmonar y pueden alcanzar tanto las vías altas respiratorias/bronquios como bronquiolos/alveolos pulmonares respectivamente, lo que puede suponer un importante riesgo para la salud de la población dado que alcanzan el torrente sanguíneo. 

Además, en el caso de las erupciones volcánicas las partículas emitidas de interés sanitario llevan incorporados metales pesados de toxicidad bien conocida. Tanto las PM10 como las PM2,5 están también enriquecidas con carbono elemental, cada vez más reportado como uno de los principales causantes de los efectos pulmonares adversos de estas partículas. Los efectos varían desde cambios en las funciones pulmonares, a incrementos en el uso de broncodilatadores, entradas en urgencias, e incrementos de la mortalidad, cuantificable como reducción en años de vida del individuo. 

Por supuesto, el riesgo es potencial y depende de las concentraciones. Más allá de los posibles riesgos y/o efectos sobre la salud, realizar este tipo de mediciones ofrecerá más información sobre las consecuencias de este tipo de erupción volcánica, ayudando a adoptar las medidas preventivas necesarias para proteger a la población expuesta, ofreciendo base para posibles episodios en el futuro​.​

Las primeras mediciones realizadas en las proximidades del volcán con los medidores de ácido clorhídrico señalan que las cifras están por debajo de los Valores Objetivo a partir de los cuales podrían aparecer efectos nocivos para la salud y el medio ambiente. Por ejemplo, las cifras obtenidas entre los días 6 y 15 de octubre se situaron siempre por debajo de 10 µg/ m3, y el Valor Objetivo Diario que no debe superarse es de 50 µg/ m3. El seguimiento de este contaminante se mantiene y actualiza con nuevas mediciones para asegurar que los niveles se mantienen dentro del margen de seguridad para la población. Cabe recordar que el ácido clorhídrico se generaría cuando las coladas de lava entran en contacto con el agua del océano por la descomposición de la sal marina, principalmente cloruro de sodio. 

En concreto, las mediciones de ácido clorhídrico se están realizando en 5 puntos colocados al norte de la colada (en las zonas de Tazacorte y los Llanos), al ser la zona con mayor densidad de población, y en 5 puntos al sur de la colada (en las zonas de Puerto Naos y Fuencaliente), al ser también una de las partes más pobladas de la zona más occidental de la isla que se han visto afectadas directamente por la erupción del volcán.