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El estudio MINDCOVID precisa el efecto de los problemas de salud mental durante la pandemia

​Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII; Jordi Alonso, investigador principal del proyecto MINDCOVID, director del programa de investigación en Epidemiología y Salud Pública en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y subdirector científico del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del ISCIII; Miguel Calero, subdirector del ISCIII, y Joao Forjaz, investigadora del CNE, del CIBERESP y vocal de la SEE. (Imagen: Lara Mazagatos-ISCIII).

​​​​​El Campus de Chamartín del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha acogido este viernes la X Reunión del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y la Sociedad Española de Epidemiología (SEE), que se ha emitido en abierto por streaming. En la jornada se han presentado resultados del Estudio MINDCOVID​, financiado por el Fondo COVID del ISCIII y coordinado desde el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Biomédicas (IMIM), que está investigando la influencia de la pandemia la COVID-19 en la salud mental de los pacientes, la población general y los rofesionales sanitarios. 


A lo largo de casi dos años, el proyecto ha analizado datos de cerca de 10.000 profesionales sanitarios, más de 2.500 pacientes con COVID-19 y sus contactos, y 3.500 personas como muestra de la población general. Los resultados han sido presentados por Jordi Alonso​, investigador principal del proyecto MINDCOVID, director del programa de investigación en Epidemiología y Salud Pública en el Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y subdirector científico del CIBER en Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del ISCIII. 


La intervención de Alonso, centrada en el ámbito de los profesionales sanitarios, se ha producido tras la inauguración de la jornada, en la que han participado Miguel Calero, subdirector del ISCIII; Marina Pollán, directora del Centro Nacional de Epidemiología del ISCIII y del CIBERESP, y Elena Vanessa Martínez, presidenta de la Sociedad Española de Epidemiología. La sesión ha concluido con un debate moderado por Joao Forjaz, investigadora del CNE y coordinadora de la jornada. 


A lo largo de análisis realizados en 2020 y 2021, el equipo de MINDCOVID ha observado un aumento en los problemas de salud mental en comparación con el periodo prepandemia, especialmente entre los profesionales sanitarios. Las personas con problemas mentales preexistentes, las personas hospitalizadas con COVID-19 y las mujeres sanitarias jóvenes son algunos de los grupos más afectados por este aumento. Los autores destacan la importancia de garantizar el acceso a los servicios sanitarios relacionados con la salud mental, también en momentos de posible sobrecarga del sistema. 


Artículos publicados


Hace ahora un año, una de las investigaciones derivadas del proyecto MINDCOVID ya puso sobre la mesa algunas de estas conclusiones, tras analizar las consecuencias de las primeras olas de la pandemia. Artículos publicados en la Revista de Psiquiatría y Salud Mental y en Depression & Anxiety​, con datos de más de 9.000 trabajadores sanitarios de 18 centros sanitarios de toda España, señalaron que la mitad de las personas encuestadas presentaba un cribado positivo de un trastorno mental, y que casi un 15% sufría un trastorno mental discapacitante, es decir, con repercusiones negativas en su vida profesional y social. 


Los síntomas principales observados indicaban una alta probabilidad de padecer depresión, ansiedad, ataques de pánico, trastorno de estrés postraumático y, en menor medida, abuso de sustancias. Alonso ha destacado que, después de un año, el impacto de la pandemia en la salud mental de los trabajadores sanitarios seguía siendo alto, y ha señalado los factores de riesgo de aparición y persistencia de posibles trastornos mentales a lo largo de la pandemia: cambios en el trabajo y estrés ligado a relaciones interpersonales, la salud personal y de las personas más próximas, y las dificultades económicas. Todo ello contribuye probablemente a una alta frecuencia mantenida de desgaste laboral (burnout​). 


El investigador ha hecho hincapié en la necesidad de monitorizar la salud mental del colectivo de profesionales sanitarios, y de reducir los riesgos personales, laborales y organizativos, para los que existen algunas intervenciones eficaces a distintos niveles, tanto individual como de la organización de centros e instituciones. 


Otro trabajo, publicado en junio del año pasado y realizado mediante una encuesta a la población adulta durante el confinamiento de 2020, concluyó que la falta de contacto social aumentó la ansiedad y los síntomas depresivos, y determinó que las relaciones sociales, pero no tanto el modo y tipo de vida individual, influían en este aumento de posibles problemas de salud mental. El desapego se asoció fuertemente con ambos trastornos afectivos y el apoyo social tuvo un efecto moderador estadísticamente significativo en esa asociación; las personas con un bajo nivel de apoyo social y un alto nivel de desapego sufrieron mayor riesgo de depresión y trastornos de ansiedad generalizada. 


Finalmente, un artículo publicado el pasado mes de diciembre observó un aumento de trastornos derivados del consumo de sustancias, especialmente durante el confinamiento, y calificó este aumento como factor de riesgo de síntomas depresivos y trastorno depresivo mayor. Además, sugirió de nuevo que el apoyo social puede tener un efecto moderador del consumo de sustancias y el riesgo de sufrir problemas de salud mental. El proyecto MINDCOVID continúa en marcha para consolidar y aumentar el conocimiento generado hasta el momento en torno a los efectos de la pandemia en la salud mental. ​