El virus Zika es un arbovirus del género Flavivirus de la familia Flaviviridae, muy cercano filogenéticamente al virus del dengue, de la fiebre amarilla, de la encefalitis japonesa o del Nilo Occidental.
Existen en la naturaleza un ciclo selvático, en el que los primates no humanos actúan como reservorio, y uno urbano, en donde el hombre actúa como huésped amplificador.
Se ha descrito la transmisión vertical a partir de madres infectadas.
La infección puede ocurrir en cualquier momento de la gestación, aunque el mayor riesgo de microcefalia se asocia a la infección en el primer y segundo trimestre de embarazo.
Desde 2007 el virus Zika ha causado varios brotes en el Pacífico, y desde el año 2015 se extendió aún más en las Américas. Estas fueron las primeras transmisiones documentadas fuera de sus áreas endémicas tradicionales en África y Asia. En 2016 la OMS comunicó que existía consenso científico para afirmar que la infección por virus Zika era una causa de microcefalia y alteraciones neurológicas en el feto y el recién nacido.
No existe tratamiento específico. Las principales medidas de control son la prevención de la infección en las mujeres embarazadas. Estas o las que estén planificando un embarazo deben evitar viajar a zonas endémicas. Si no es posible, se deben extremar las medidas para evitar las picaduras de mosquito y las de protección frente a la transmisión sexual.
Los casos de infección congénita por virus Zika son de declaración obligatoria en España.
Protocolo para la vigilancia y notificación
Versión 1 de junio de 2016.
Resultados de la vigilancia
Informes anuales de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE).