Tuberculosis

La tuberculosis (TB) es una enfermedad transmisible causada por bacterias del complejo Mycobacterium tuberculosis. Puede afectar a cualquier órgano, siendo la forma pulmonar la más frecuente.

El mecanismo de transmisión más habitual es persona a persona por vía aérea. Los enfermos con lesiones pulmonares eliminan bacilos en suspensión especialmente al toser o estornudar. Cuando estos bacilos llegan al pulmón de otra persona causan una nueva infección. En el 90% de los infectados la respuesta inmunitaria es suficiente para evitar el desarrollo de enfermedad y los bacilos permanecen en estado latente. En el otro 10% la infección causa enfermedad y se producen manifestaciones clínicas. El riesgo de desarrollar la enfermedad es máximo los dos primeros años tras la infección. El principal factor de riesgo que aumenta la probabilidad de desarrollar enfermedad entre los infectados es la infección por VIH, pero hay otros como son la diabetes, la silicosis, estar en tratamiento con terapia inmunosupresora, la insuficiencia renal crónica, las neoplasias, etc.

En zonas geográficas donde la TB bovina o caprina es común, el ganado también actúa de reservorio, pudiendo transmitir la enfermedad por vía digestiva si se consumen leche o productos lácteos sin pasteurizar, o por vía aérea a granjeros y personas que manipulan animales.

El objetivo primario del control de la tuberculosis es la identificación oportuna y el tratamiento adecuado de los nuevos casos, para reducir el riesgo de exposición a otros miembros de la población. Es necesario realizar un estudio de contactos en cada caso diagnosticado de TB pulmonar, identificando a los infectados e interrumpiendo la cadena de transmisión. En los enfermos es prioritaria la administración de un tratamiento antituberculoso completo de acuerdo con los estándares internacionales, cuya duración suele ser de 6 meses, aunque puede prolongarse más tiempo según el tipo de tuberculosis y el estado inmunitario.

La tuberculosis es una enfermedad de declaración obligatoria en España. Las autoridades de salud pública de las Comunidades Autónomas notifican los casos al Centro Nacional de Epidemiología, a través de la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica (RENAVE). Una vez consolidada la información en el nivel estatal, esta se difunde a las Comunidades Autónomas, al Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, al Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) y a la Organización Mundial de la Salud (OMS).  

 

 

Protocolo para la vigilancia y notificación

Versión 1 de junio de 2013. Revisado el de 3 de septiembre de 2016

 

Resultados de la vigilancia


 

 

 


Actualizado a 13/12/2022